El banco de inversión Morgan Stanley cree que la reducción de los costes laborales debidos en parte a la recesión, y en parte a las reformas del Gobierno y la mejora de las exportaciones, pueden convertir a España en "la próxima Alemania" en el seno de la Unión Europea.
La caída de los costes laborales a raíz de la recesión y de las
reformas adoptadas, junto a la fortaleza mostrada por las exportaciones,
podrían permitir a España convertirse en "la próxima Alemania" de la
zona euro, según expuso ayer en una nota para inversores el banco
estadounidense Morgan Stanley, quien confió en que, "si los errores de
los políticos no lo evitan", la economía global se recuperará a finales
de año.
En contraste con los pronósticos para España, los autores del informe
especulan con una mejora de la demanda doméstica en Alemania, soportada
por los bajos tipos de interés, las mejoras salariales y el alza de los
precios inmobiliarios, al mismo tiempo que se deteriora la
competitividad externa de la conocida como locomotora europea.
"He estado hablando sobre el hecho de que España se convertirá en
Alemania y Alemania en España durante bastante tiempo, pero en una
reciente visita a Madrid he escuchado cómo resonaba por primera vez
entre mis clientes españoles", explica el analista de Morgan Stanley,
Joachim Fels.
En este sentido, el autor del informe subraya que, a pesar de que las
tertulias y la actualidad española aparecen dominadas por las
acusaciones de corrupción que salpican al Gobierno, "difícilmente nadie
cree que esta cuestión tenga el potencial de hacer caer al Ejecutivo o
cambiar el curso político".
"Muchos de mis contactos, quienes se contaban entre los más
pesimistas en el último par de años, ahora piensan que lo peor para la
economía española puede quedar pronto atrás y pienso que tienen razón",
añade el analista. Un pronóstico que aplica también al conjunto de la
zona del euro.
Por otro lado, y en relación con las perspectivas de recuperación
económica a lo largo del ejercicio, Morgan Stanley augura un escenario
de políticas monetarias incluso más relajadas que las actuales como
consecuencia de las medidas adoptadas en Japón para combatir la
deflación, que forzará a los bancos centrales a tratar de frenar la
apreciación excesiva de los tipos de cambio en los mercados de divisas.
El mayor riesgo que señala Morgan Stanley -no imposible pero sí muy
improbable- es que los Gobiernos de Washington, Berlín, París, Roma o
Madrid cometan errores irreparables; en caso contrario, la recuperación
será un hecho a finales de este año o principios de 2014.
Y es que una de las claves de lo que puede ocurrir a corto plazo es
la evolución de la coyuntura alemana, sobre todo teniendo en cuenta que
este 2013 es año electoral. Las cuentas públicas alemanas confirmaron en
2012 una vieja máxima keynesiana: "si vigilas el desempleo, el
presupuesto se cuidará solo". Por tercera vez desde la costosa
unificación de 1990, Alemania terminó el ejercicio con superávit en sus
balances públicos, el 0,1% de su producto interior bruto (PIB). Los
analistas coinciden en que no ha sido gracias a la austeridad que
recetan la democristiana Angela Merkel (CDU) y su ministro de Hacienda,
Wolfgang Schäuble, como panacea contra las diversas crisis relacionadas
con la deuda, a cuál más grave, que padecen socios europeos como España o
Grecia.
Las cuentas de Schäuble han cuadrado gracias al considerable aumento
de los ingresos de la Seguridad Social, así como a la recaudación por el
IRPF y demás tasas, a su vez consecuencia de la boyante situación
laboral. Sin embargo, los datos del PIB, que en 2012 apenas creció un
0,7%, sugieren sin mucho margen de duda que el auge todavía no es
consistente.
Fuente: Cinco Días
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